
¡Bienvenido a esencias y aceites Fabiola! Aquí encontrarás cosméticos naturales hechos con aceites y esencias cítricas para revitalizar y cuidar tu piel. Nuestros productos, inspirados en la frescura de los cítricos, ofrecen una experiencia sensorial única y están elaborados con ingredientes 100% naturales, respetuosos con tu piel y el medio ambiente. ¡Descubre lo que mi esenia y aceites pueden hacer por ti!



El aceite de naranja tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Se extrae de la cáscara de la naranja y es conocido por sus efectos relajantes, ayudando a reducir el estrés y la ansiedad. También mejora la digestión, alivia dolores musculares y de cabeza, y es eficaz para el cuidado de la piel, ya que combate el acné y promueve la regeneración celular. Además, su aroma cítrico es energizante y se utiliza en aromaterapia y productos de limpieza por sus propiedades desinfectantes y refrescantes.
El aceite de limón tiene propiedades antibacterianas, antifúngicos y antioxidantes. Es conocido por su capacidad para purificar el aire, mejorar la concentración y reducir el estrés. También se usa para fortalecer el sistema inmunológico, promover la digestión y aliviar síntomas de resfriados. En el cuidado de la piel, ayuda a combatir el acné, equilibrar la grasa y promover una piel más clara. Además, es un potente limpiador natural, ideal para desinfectar superficies y eliminar malos olores.
En un pequeño pueblo rodeado de colinas doradas y cielos infinitos, mi padre Matías vivía con el alma profundamente conectada a la tierra. Su campo de naranjos se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y el aroma cítrico de las naranjas maduras perfumaba el aire todo el año. Para él, cada árbol era como un viejo amigo, y cada fruto, un tesoro que cuidaba con la dedicación de un artesano.
Sin embargo, mi abuela Carmen, una mujer creativa y llena de energía, veía en esos naranjales mucho más que una cosecha abundante. Un día, mientras contemplaba las naranjas doradas bajo el sol, se preguntó qué más podrían ofrecer aquellos frutos, más allá de su dulzura. Decidida a explorar nuevas posibilidades, comenzó a experimentar, buscando capturar el alma de la naranja no solo en su sabor, sino en su esencia.
Con paciencia y dedicación, Carmen trabajaba en su pequeña cocina, utilizando métodos aprendidos de libros antiguos y de su propia intuición. Pronto logró algo especial: un aceite de naranja puro y delicado, acompañado de una esencia que parecía concentrar todo el brillo del fruto en una sola gota. El aroma era tan refrescante y cálido que llenaba la casa de una sensación única de bienestar. Ese aceite se convirtió en su obra maestra, utilizado no solo en casa, sino también en el pueblo, como bálsamo para la piel, el cuerpo y el espíritu. Cada botella era una joya, y aunque lo producía en pequeñas cantidades, quienes lo probaban quedaban encantados.
El campo de naranjos y el aceite de mi abuela se convirtieron en el legado de la familia, fusionando el esfuerzo de mi abuelo con la creatividad de mi abuela Carmen. Aunque Matías era un hombre de pocas palabras, la miraba con una mezcla de orgullo y ternura cada vez que vendía una botellita de ese aceite o la regalaba a un vecino.
Lo que más lo llenaba de orgullo era ver cómo su esposa transmitía sus conocimientos sobre la creación de aceites y esencias a su única hija. Mi madre pasaba largas tardes en la cocina junto a mi abuela, aprendiendo los secretos detrás de las recetas de aceites y esencias de naranja. Juntas mantenían viva esa tradición que unía a la familia con la tierra y sus frutos. Con el tiempo, mi madre se convirtió en una experta en la creación de aceites y esencias naturales.
Mi madre no solo heredó la receta, sino también el amor por el trabajo que había definido a sus padres. Hoy, continúa elaborando ese aceite, junto a las esencias, como un tributo a mi abuelo Matías, su incansable esfuerzo en los naranjales, y a mi abuela Carmen, cuyo ingenio y dedicación nos dejaron un legado que va mucho más allá del simple aroma.
Cada vez que abro una de esas botellas y siento el perfume de las naranjas, es como si volviera al campo de mi abuelo, bajo el sol, entre los árboles, recordando a quienes, con amor y esfuerzo, hicieron posible que nuestra familia tenga una historia tan dulce y fragante como las naranjas que cultivaron. Y los limoneros cuyo cultivo mi madre añadió junto a los naranjales. Para poder elaborar con ellos un exquisito aceite esencial de limón y complementar su colección de esencias cítricas.
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