
¿Te ha pasado alguna vez que entras a la peluquería con toda la ilusión de salir convertida en la versión más fabulosa de ti misma, pero terminas mirándote al espejo y preguntándote: “¡Pero qué me ha hecho esta psicópata?!”? Bueno, si nunca te ha pasado, considera que eres una persona bendecida, porque yo acabo de vivir una experiencia traumática que no puedo dejar de compartir.
El Sueño de unas Trenzas Perfectas
Todo comenzó hace unas semanas, cuando decidí que era el momento de probar algo diferente: unas trenzas estilo bob. Ya me imaginaba desfilando por las calles con un look moderno, elegante y atrevido. Para asegurarme de que no hubiera confusiones, llegué al salón con una foto en mano. En la imagen, una modelo lucía un corte bob corto, perfectamente estilizado con trenzas. Era imposible equivocarse. ¡O eso pensé!
La Realidad Golpea con Fuerza
La cosa empezó a torcerse cuando noté que la peluquera iba trenzando «a ojo», sin seguir ningún patrón. «Quizá es su método», me dije para tranquilizarme. Pero el resultado final fue una media melena caótica que nada tenía que ver con el elegante bob que había pedido. Y el flequillo, bueno, digamos que mejor olvidarlo. En lugar de un corte estilizado y simétrico, cada trenza parecía estar colocada al azar, como si la mujer hubiera decidido dejar que la creatividad fluyera de manera descontrolada.
El Drama Continúa en Casa
Cuando llegué a casa y vi el desastre con luz natural, no pude evitar gritar internamente: «¡Esto es un crimen capilar!» Ahora me encuentro con una coleta improvisada como única solución temporal. Mientras tanto, espero a que mi peluquero de confianza regrese de sus vacaciones para cortar por lo sano, literalmente, y volver a mi fiel estilo cortito que nunca me falla.
Moraleja: No Dejes tu Cabello en Manos de la Improvisación
¿Qué aprendí de esta experiencia? Que no importa cuánto expliques, detalles o lleves referencias: si la persona que te atiende no tiene claro cómo seguir un patrón (y no está dispuesta a admitirlo), el desastre está garantizado. Ahora solo me queda reírme del asunto y compartir mi historia para que no caigas en la misma trampa.
¡Eso sí, la próxima vez que decida probar algo nuevo, me aseguraré de elegir a alguien con más criterio y menos «creatividad descontrolada»! ¿Y tú? ¿Tienes alguna anécdota capilar que quieras compartir? Escríbela en los comentarios, que el drama compartido siempre pesa menos. 😂
Un brazo muy gordo Curly. Hasta el próximo post.





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