
Hola, Curly:
No sé si alguna vez te ha pasado, pero cuando escuchas sobre el éxito de alguien conocido, esa persona a la que todo parece irle de maravilla, puedes llegar a sentirte extraña. No es envidia, lo sabes. Pero hay algo en el aire que te hace preguntarte por qué la vida parece sonreírle a otros y no tanto a ti. Entonces, esa sensación incómoda se instala en tu pecho. Esa voz interna empieza a susurrarte cosas como: «Soy una perdedora, nunca logro nada significativo.»
Es un pensamiento cruel, pero honesto. Te preguntas por qué, a pesar de esforzarte tanto, nada parece salir como esperabas. Has intentado muchas cosas, invertido tiempo, energía y quizás hasta ilusión, pero los resultados no llegan. O si llegan, nunca son como te los imaginabas. Y lo peor de todo es esa sensación persistente de fracaso, de ir de una decepción a otra, que poco a poco mina tu confianza y alimenta esa idea de que tal vez no estás hecha para alcanzar tus metas.
Y entonces empiezas a preguntarte…
- ¿Por qué no puedo tener el mismo éxito que los demás?
- ¿Qué estoy haciendo mal?
- ¿De verdad es culpa mía?
- ¿Será que nunca podré lograr lo que tanto deseo?
- ¿Me faltará paciencia?
- ¿Me faltará perseverancia?
- ¿Será culpa de no tener una buena economía que no logre llegar a ningún lugar?
- ¿Será porque no tengo apoyo externo de nadie?
- ¿Será que no tengo contactos?
- ¿Será que no tengo una buena educación universitaria?
- ¿Será porque no tengo pareja y lucho sola?
- ¿Será que no tengo una buena familia que me apoye detrás?
- ¿Será porque siempre he estado persiguiendo el dinero que nuca he tenido?
- ¿Será porque nunca he tenido elección, para decidir lo que quería hacer, porque siempre tenía que sobrevivir?
Esa espiral de preguntas no siempre trae respuestas, pero lo que sí hace es dejarte una sensación de derrota aún más profunda.
Respira, todo esto es normal
Lo que estás experimentando no te define, y definitivamente no significa que seas una perdedora. Sentirse así es más común de lo que imaginas. Todos, en algún momento, hemos sentido que los demás avanzan mientras nosotros parecemos estancados. La clave no está en evitar estos momentos, sino en aprender a gestionarlos, analizarlos con honestidad y usarlos como motor para seguir adelante.
En el próximo post, hablaremos de cómo salir de esta espiral de pensamientos y convertir esas dudas en una oportunidad para reflexionar y avanzar. Porque tú no eres tus fracasos ni tus dudas; eres lo que decides hacer con ellos.
Espero Curly, que este post te sirva para reflexionar sobre la importancia de no envidiar el éxito de los demás. E invertir ese tiempo en tu persona y en tus objetivos.
Un saludo. ¡No te pierdas el próximo post! Donde te daré las claves para que sepas como abandonar esos pensamientos negativos.





Deja un comentario